29.9.17

Entendiendo el Process


Las promesas rotas

Zapatero prometió que compraría cualquier cosa que saliese del Parlament. La irresponsable promesa no cayó en saco roto y la élite política catalana le envió una patata caliente en forma de Estatut. A ver si colaba, pero no coló. El Partido Popular aprovechó la ocasión, jugó sus bazas y el Estatut se fue al desván de los sueños rotos, por inconstitucional, dicen. Y ya se sabe que las promesas incumplidas generan desamores.

El disfuncional mapa electoral español

El Partido Popular es una fuerza política capaz de constituir mayorías parlamentarias españolas, pero residual en Cataluña. Esta disfuncionalidad conlleva que el PP sea muy poco receptivo a las reclamaciones catalanas. Salvo, claro está, cuando su mayoría parlamentaria en Madrid depende crucialmente de los votos de la derecha nacionalista catalana. En esas circunstancias se vuelve más abierto y simpático. Hasta el presidente del gobierno hace sus pinitos con el catalán en la intimidad. Sin embargo, en los últimos años los vientos no han soplado propicios y Mariano no ha necesitado asistir a la escuela de idiomas.

La crisis económica y el auge de la extrema izquierda

Ya se sabe que cuando el barco se hunde tonto el último. Durante los malos tiempos, tiempos de Bárcenas, desempleo, rescates bancarios,… se ha instalado en la opinión pública catalana la sensación de que del Reino de España es un estado de coña y que una república catalana sería algo más serio. Nada de eso pasaría si el seny gobernase, piensan ahora muchos en Cataluña como si Pujol fuese tibetano.

La crisis ha dado alas a la extrema izquierda rupturista. El follón en Cataluña es un martillazo más en un muro que en su imaginario se derrumba. Y cualquier empujoncito se agradece. Para las CUP es el comienzo de la revolución, para el universo Podemos la prueba de que la Constitución del 78 es una mierda pinchada en un palo. Este alboroto les viene bie, porque no aprovecharlo.

La corrupción

¡Qué suene la música bien alta! ¡Más alta, más alta! ¿Qué me dices? ¡No te oigo! Dale caña a la música ¡Más alta, más! ¿Quién habla ya del pastizal que se levantó el clan Pujol? ¿Qué sabes del Bárcenas? ¿Cómo le va por el trullo? Pues eso, que no te oigo. Y, además, a quien le importan nimiedades cuando Catalunya por fin ocupará su lugar en la historia o cuando España se va al carajo. ¡A mí la legión!

El café para todos, pero para  los vascos dos tazas

A los vascos y navarros en la Constitución les tocó la lotería. Y los catalanes también quieren su premio. Lógico, digo yo. Pero no todos podemos gozar de los privilegios de los vascos y los navarros, que los números son los números y ya se sabe que dos más dos son tres después de la mordida. ¿Pero, por qué ellos y yo no?

Si le has dado un caramelo a las élites regionales ahora no puedes quitárselo. ¿O te crees que van a ser ellos menos que los polacos? Ahora no hay manera, chico, cada vez que negocies algo con los catalanes las moscas cojoneras van a preguntar, ¿Qué hay de lo mío? Y, claro, te preguntas si la Santa Patria no acabará en un batiburrillo de taifas.

¿Qué cómo se puede solucionar el follón?

No queda otra que buscar una inserción asimétrica de Cataluña en el Estado aunque tengas que soportar los quejíos de los reyezuelos, y reyezuelas, de las taifas. Vascos y navarros ya la tienen y nadie se ha rasgado las vestiduras. No digo que haya que darle un cupo a Cataluña. De eso nada. Pero hay modelos de financiación que podrían marchar bastante bien. De paso, si se suprimiesen el cupo vasco y el concierto navarro, niquelado. Pero eso no lo verán mis ojos. Y no debemos olvidar que la asimetría no sólo es cuestión de financiación, también de competencias. Y, porque no, también de rollito simbólico, tipo nación y esas vainas, que la peña también tiene su corazoncillo. 

 Además, llegados a este punto, hay que pactar unas condiciones claras para una potencial secesión. Este espectáculo lamentable no conviene repetirlo. Más que nada porque ya cansa. Pactar cada cuanto tiempo se puede celebrar un referéndum, como tienen que ser las mayorías para que se tome una decisión u otra, que partes se quedan y cuales se van, posibles compensaciones,…Ya sabes, esas minucias de intendencia que si están claritas nos hacen la vida más fácil.

El Process y el Referendo sólo son batallas de una guerra. Escribo esto figuradamente, voy a repetirlo por si acaso, figuradamente, que quede claro, no vaya a ser que haya malos entendidos. Y el destino de la misma ya está decidido. Los acontecimientos han llevado a la izquierda española a tomar ciertas posiciones. El Partido Popular también ha modificado las suyas. Sólo es cuestión de tiempo y de una coyuntura parlamentaria favorable que las reclamaciones catalanas, aquellas por las cuales comenzó el jaleo, se satisfagan. Podían habernos ahorrado todo este bochorno si desde un principio se hubiesen sentado a negociar. Pero no lo hicieron, y, mucho me temo, que ahora las exigencias han aumentado. 

Coda


Este guirigay no es la primera ni la segunda vez que se monta. Ahí están los libros de Historia para que cada uno te cuente su película.  En Cataluña siempre ha habido unionistas y secesionistas, desde no mucho después de que a los Reyes Católicos les diese por contraer nupcias.  ¿Por qué no dejar que resuelvan sus problemas tranquilamente? Más que nada para que no den la murga. Y si se quedan, bien. Y si se van, pues también bien, Y si quieren volver a entrar, pues ya veremos. Si las cosas son mucho más sencillas de lo que parecen. Keep calm y baila rock and roll.