Las promesas rotas
Zapatero prometió que compraría cualquier cosa que
saliese del Parlament. La
irresponsable promesa no cayó en saco roto y la élite política catalana le
envió una patata caliente en forma de Estatut.
A ver si colaba, pero no coló. El Partido Popular aprovechó la ocasión, jugó
sus bazas y el Estatut se fue al
desván de los sueños rotos, por inconstitucional, dicen. Y ya se sabe que las
promesas incumplidas generan desamores.
El disfuncional mapa electoral español
El Partido Popular es una fuerza política capaz de constituir
mayorías parlamentarias españolas, pero residual en Cataluña. Esta disfuncionalidad
conlleva que el PP sea muy poco receptivo a las reclamaciones catalanas. Salvo,
claro está, cuando su mayoría parlamentaria en Madrid depende crucialmente de
los votos de la derecha nacionalista catalana. En esas circunstancias se vuelve
más abierto y simpático. Hasta el presidente del gobierno hace sus pinitos con
el catalán en la intimidad. Sin embargo, en los últimos años los vientos no han
soplado propicios y Mariano no ha necesitado asistir a la escuela de idiomas.
La crisis económica y el auge de la extrema izquierda
Ya se sabe que cuando el barco se hunde tonto el último.
Durante los malos tiempos, tiempos de Bárcenas, desempleo, rescates bancarios,…
se ha instalado en la opinión pública catalana la sensación de que del Reino de
España es un estado de coña y que una república catalana sería algo más serio. Nada
de eso pasaría si el seny gobernase,
piensan ahora muchos en Cataluña como si Pujol fuese tibetano.
La crisis ha dado alas a la extrema izquierda rupturista. El follón en Cataluña es un martillazo
más en un muro que en su imaginario se derrumba. Y cualquier empujoncito se
agradece. Para las CUP es el comienzo de la revolución, para el universo
Podemos la prueba de que la Constitución del 78 es una mierda pinchada en un
palo. Este alboroto les viene bie, porque no aprovecharlo.
La corrupción
¡Qué suene la música bien alta! ¡Más alta, más alta! ¿Qué
me dices? ¡No te oigo! Dale caña a la música ¡Más alta, más! ¿Quién habla ya
del pastizal que se levantó el clan Pujol? ¿Qué sabes del Bárcenas? ¿Cómo le va
por el trullo? Pues eso, que no te oigo. Y, además, a quien le importan
nimiedades cuando Catalunya por fin ocupará su lugar en la historia o cuando
España se va al carajo. ¡A mí la legión!
El café para todos, pero para los vascos dos tazas
A los vascos y navarros en la Constitución les tocó la
lotería. Y los catalanes también quieren su premio. Lógico, digo yo. Pero no
todos podemos gozar de los privilegios de los vascos y los navarros, que los
números son los números y ya se sabe que dos más dos son tres después de la
mordida. ¿Pero, por qué ellos y yo no?
Si le has dado un caramelo a las élites
regionales ahora no puedes quitárselo. ¿O te crees que van a ser ellos menos
que los polacos? Ahora no hay manera, chico, cada vez que negocies algo con los
catalanes las moscas cojoneras van a preguntar, ¿Qué hay de lo mío? Y, claro,
te preguntas si la Santa Patria no acabará en un batiburrillo de taifas.
¿Qué cómo se puede solucionar el follón?
No queda otra que buscar una inserción asimétrica de
Cataluña en el Estado aunque tengas que soportar los quejíos de los reyezuelos, y reyezuelas, de las taifas. Vascos y
navarros ya la tienen y nadie se ha rasgado las vestiduras. No digo que haya
que darle un cupo a Cataluña. De eso nada. Pero hay modelos de financiación que
podrían marchar bastante bien. De paso, si se suprimiesen el cupo vasco y el
concierto navarro, niquelado. Pero eso no lo verán mis ojos. Y no debemos
olvidar que la asimetría no sólo es cuestión de financiación, también de
competencias. Y, porque no, también de rollito simbólico, tipo nación y esas
vainas, que la peña también tiene su corazoncillo.
Además, llegados a
este punto, hay que pactar unas condiciones claras para una potencial secesión.
Este espectáculo lamentable no conviene repetirlo. Más que nada porque ya
cansa. Pactar cada cuanto tiempo se puede celebrar un referéndum, como tienen
que ser las mayorías para que se tome una decisión u otra, que partes se quedan
y cuales se van, posibles compensaciones,…Ya sabes, esas minucias de
intendencia que si están claritas nos hacen la vida más fácil.
El Process y el Referendo sólo son batallas de una guerra. Escribo esto figuradamente, voy a repetirlo por si acaso, figuradamente, que quede claro, no vaya a ser que haya malos entendidos. Y el destino de la misma ya está decidido. Los acontecimientos han llevado a la izquierda española a tomar ciertas posiciones. El Partido Popular también ha modificado las suyas. Sólo es cuestión de tiempo y de una coyuntura parlamentaria favorable que las reclamaciones catalanas, aquellas por las cuales comenzó el jaleo, se satisfagan. Podían habernos ahorrado todo este bochorno si desde un principio se hubiesen sentado a negociar. Pero no lo hicieron, y, mucho me temo, que ahora las exigencias han aumentado.
Coda
Este guirigay no es la primera ni la segunda vez que se
monta. Ahí están los libros de Historia para que cada uno te cuente su
película. En Cataluña siempre ha habido
unionistas y secesionistas, desde no mucho después de que a los Reyes Católicos
les diese por contraer nupcias. ¿Por qué
no dejar que resuelvan sus problemas tranquilamente? Más que nada
para que no den la murga. Y si se quedan, bien. Y si se van, pues también bien,
Y si quieren volver a entrar, pues ya veremos. Si las cosas son mucho más
sencillas de lo que parecen. Keep calm y baila rock and roll.