El rapero y energúmeno Pablo Hasel acabará con sus huesos
en la cárcel. Más de cinco años por un par de condenas, según me pareció
entender. Y el tío está cabreado. No me extraña.
Sé que media España lo está celebrando mientras la otra
se escandaliza y clama su palabra predilecta ¡Fascitas! Si a alguno le diesen
un duro por cada vez que la pronuncia o escribe ya habría cambiado de bando. Pero también sé que si el Hasel dirigiese sus
improperios contra los gays, los negros o los inmigrantes lo linchaban en la
plaza pública 2.0. Ya veo el hashtag, PabloHaselfascista.
La mayor parte de lo que brama el Pablo Hasel me parecen
gilipolleces. La otra parte no me gusta. Y algunas barbaridades las detesto. Creo
que este chaval tiene la cabeza llena de pájaros y de odio. Y como, según dicen,
sabe rapear pues además da rienda suelta a su invectiva en verso. Tampoco le encuentro atractivo alguno a quien
desprecia a los gays o desdeña a los inmigrantes. Y siendo claro, como soy culé, los
madridistas me tocan bastante las amígdalas. Cuando en un bar les da por cantar
un gol de su equipo siempre me pregunto qué le habré hecho yo a esa gente. Las
andan buscando, me digo. Pero no les deseo la cárcel. A ninguno. Ni a los
madridistas.
Ya sé que la ley dice esto y lo otro. No digo que los
jueces hayan hecho mal su trabajo. No lo sé. Sí sé que sobre la aplicación de la
ley en este tipo de delitos que afectan a la libertad de expresión hay
diversidad de pareceres. Acreditadas voces cuestionan los
derroteros emprendidos por la jurisprudencia en este país. Pero no es esto lo
que ahora me preocupa, sino lo primordial.
Uno ya tiene miedo hasta de abrir la boca. La banderita,
ni mires para ella. ¿La Corona? Me hago el longuis, yo soy republicano. A ETA
ni mentarla. ¡Me cago en la…! Quieto, calla, que con la Iglesia hemos topado. De Mahoma ni pio, chico, que acabas en chirona
y enculado por barbudos. Que pasa un negro por delante, baja la mirada y sigue
tu camino, altivo hombre blanco tirador. Y cuando vayas a decir cualquier cosa,
no importa cual, no importa donde, no importa a quien, antes de abrir la boca
consulta la Wiki, repasa la lista de instituciones del Estado y, si vas a decir
algo sobre alguna de ellas, llama a tu abogado.
Debemos defender la libertad de expresión con absoluta
radicalidad. Sin tregua. De no ser así, se aprovecharán de nuestra debilidad. Alguien lo
hará. Los unos para que no te mees en su bandera y los otros para que no te
cagues en los inmigrantes. Pero no se detendrán ahí. En realidad, ni la bandera ni los inmigrantes
les importan. Lo que quieren es taparte la boca para campar a sus anchas y metértela doblada. Como les dejes lo harán. No lo dudes. Y somos libres, también para
odiar.
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