27.11.16

π 4: costes fijos.



Francisco Xavier Lores y Álvaro Vilas

Tras las primeras entradas (aquí y aquí) sobre la propiedad intelectual (π en adelante) continuamos en esta entrada discutiendo uno de los argumentos más utilizados para defender la regulación a través de la π de la innovación: la necesidad de conceder un monopolio para que los creadores recuperen la inversión dedicada a generar la creación o innovación.

Los defensores del monopolio intelectual suelen argumentar que innovar conlleva una inversión y unos costes fijos muy importantes. Si un autor se enfrenta a un mercado competitivo, la competencia provocaría que el precio de las copias de su obra se redujese al coste marginal (el coste de producir cada una de las copias si este fuese igual para todas). Como este coste marginal es muy bajo el precio también lo será y el autor no tendría incentivos a producir sus obras ya que no podría recuperar la inversión necesaria para realizar la innovación. El resultado es que la sociedad se quedaría sin disfrutar de las obras del autor. Así pues, es conveniente ofrecer al autor unos beneficios extraordinarios que le posibiliten recuperar su inversión. Gracias a la π, el autor goza de un monopolio para realizar las copias de su obra y puede fijar un precio por encima del competitivo y obtener rentas que compensen su inversión.

Pensemos en qué sucedería si llevamos este argumento a otros negocios. La mayoría de las innovaciones no son producto de largos años de investigación y esfuerzo económico, sino que suelen tratarse de pequeñas modificaciones sobre otras pequeñas modificaciones y esto es lo que sucede en la mayoría de actividades. Pongamos el ejemplo de una empresa CINESA que hace un estudio de mercado y decide instalarse en una zona de Vigo muy prometedora. Construye un gran número de salas, adquiere unos proyectores de última generación y se gasta una gran suma de dinero en cursos de formación para sus empleados. Cuando se acerca la fecha de inauguración de los cines, CINESA se encuentra con que se han instalado otros cines en la zona. Una mayor competencia hará bajar los precios considerablemente y CINESA no podrá cobrar el precio que originalmente tenía pensado, y le será mucho más complejo recuperar la inversión inicial. Siguiendo el argumento de los defensores de la π, deberíamos concederle a CINESA un monopolio para que pueda recuperar su inversión, ya que si no lo hacemos ¿qué incentivos tiene CINESA para abrir su negocio? Y en general, ¿qué incentivos tiene el creador a producir su innovación?

Aquí es esencial comprender cómo funciona la competencia a lo largo del tiempo, es decir es necesario realizar un análisis dinámico en lugar de uno estático. El innovador disfruta de unos beneficios extraordinarios a corto plazo (por encima de su coste de oportunidad), a largo plazo la competencia hace su aparición, entran empresas en el sector (si no hay barreras de entrada) y los precios bajan hasta alcanzar el coste marginal. En esto consiste el mercado de competencia perfecta antes mencionado, en que no existan beneficios extraordinarios a largo plazo, no de que no existan a corto plazo. Asimismo, cuanto más complejo sea copiar o imitar la innovación original, el intervalo de tiempo entre estas dos situaciones será más amplio, y por lo tanto, CINESA podrá recuperar su inversión inicial y probablemente obtener cuantiosos beneficios.

Ni siquiera es necesario pensar que transcurre mucho tiempo para recuperar la inversión, lo que facilitaría que otras personas ofrezcan copias del producto. En la mayoría de los casos en los primeros días de estreno de una película se cubren los costes que llevó hacerla y mucho más. O en el caso de la industria del libro, donde la copia es más costosa, los datos muestran que el 80% de las ventas de un libro se realizan en los tres primeros meses.

De todas formas, existe una diferencia importante en los ejemplos anteriores que pueden dejar una puerta abierta en la justificación del monopolio: el problema de la indivisibilidad de las ideas. Si CINESA tienen en mente crear un edificio con 10 salas, y ven que no existe demanda suficiente para esa oferta, reducirán el número de salas, por ejemplo a 5. Sin embargo, con las ideas esto no es posible, ya que si un escritor decide escribir una historia y no hay mercado suficiente para esta obra, no podrá publicar sólo la mitad del libro. Este problema de ajustar las ideas al tamaño del mercado puede conducir a una situación en la que innovaciones socialmente deseables no se lleven a cabo.


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